Nuestra iglesia se empezó a construir en torno a 1530 abarcando todo el siglo XVI y parte del XVII. Durante su construcción se puede ver cómo, a partir de un estilo Tardogótico de Diego de Siloé, el templo evoluciona hacia el Renacentista tan característico de Andrés de Vandelvira para culminar en el Manierismo de Francisco del Castillo, el Mozo. El Exterior del templo tiene un marcado estilo civil de influencia italiana. La fachada principal se estructura en dos pisos de tres calles verticales. El piso bajo alberga la portada flanqueada por dos hornacinas y rematada por un frontón triangular sobre ménsulas. El piso alto está retranqueado y las pilastras del piso bajo se convierten aquí en contrafuertes; entre ellos ventanas con el mismo patrón que la portada. A toda esta sencillez y elegancia hay que añadir las ménsulas, las gárgolas, los mascarones y los escudos, que hacen al renacimiento ir un poco más allá, al manierismo.
El templo fue trazado en un primer momento por Diego de Siloé, quien trajo consigo a Francisco del Castillo el viejo, como maestro de obras y al maestre Domingo de Tolosa, presentes en la mayor parte de la construcción. Dotó al templo de una planta de salón dividida en tres naves, más ancha la central. El presbiterio está cubierto con una bóveda de cañón decorada de casetones, precedido por una cúpula central estrellada y bóvedas de crucería laterales, así como arcos apuntados, ventanas abocinadas y pilares con semicolumnas adosadas culminados con capiteles con figuras antropozoomorfas.
En 1559, Andrés de Vandelvira se hace cargo del proyecto y lo hace suyo. Con la ayuda del obispo Tavera la iglesia conoce un gran impulso, se igualan en anchura las naves, se utiliza el arco de medio punto para dar más amplitud al espacio, las ventanas pasan a ser parte de la decoración en un interior que se convierte en un espacio más sobrio pero que gana en armonía y serenidad. Destacar las cúpulas baídas propias de Vandelvira (culminadas por Francisco del Castillo “el mozo”) y también los pilares cruciformes con capiteles corintios siguiendo el modelo que emplea en la catedral de Jaén.
En 1575 muere Andrés de Vandelvira y Francisco del Castillo, el mozo, lo reemplaza, terminando las bóvedas y se hace cargo de la parte final de la iglesia y de la mayor parte de la torre. Esta última fase tiene más un valor decorativo y de finalización como apreciamos en la torre y en las ventanas exteriores con los mascarones y gárgolas.En 1592 fue el Maestro del Moral el encargado de cerrar las obras y con ellas la finalización de la torre, con su último cuerpo ochavado.El interior es una auténtica sorpresa visual llena de luz y belleza que nos invita al recogimiento, nos llena de paz y nos hace sentir la armonía y el equilibrio que hay en el silencio. Según Ortega y Sagrista “la iglesia parroquial de Huelma es uno de los más artísticos, hermosos y mejores templos de la diócesis de Jaén”.